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Monday, May 29, 2006


San Pedro con su carpeta y su lápiz en la oreja me esperaba.
– Nombre?
- Katia Leiva contesté sin saber que gesto poner
- Si si aquí te tengo hija, ¡Bienvenida!
Sonreía con alivio hasta que noté una miradilla perversa, De San Pedro? me pregunté… no él no puede tener malas intenciones.
- Hija antes de dejarte pasar, necesito preguntarte algo, no te preocupes es solo un ejercicio de rutina, una simple burocracia.
- Dígame Señor San Pedro
- Déjalo en San Pedro, hija no tienes que ser tan formal
- Esta bien San Pedro. Trate de fingir una sonrisilla
- Muy bien pues la pregunta es la siguiente: Alguna vez en tu terrícola vida bailaste reggaeton?
Sentí como el sudor me bajaba por la frente, mi cerebro recién fallecido no podía elegir la mejor respuesta. Respondí lo que primero se me vino a la cabeza. – No
Su mirada espejeo y tomó su lápiz, puso una equis en un cuadrito. Dí un paso para que me permitiera la entrada, suave pero firme extendió su brazo para impedirme el paso.

- Hija mía siento decirte que no te puedo dejar pasar
- Qué dice?
- Si nunca has bailado reggaetton no sabes que es caer en lo más bajo
- Y?
- Pues sólo aquellos que han tocado fondo y han luchado por salir son aquellos que merecen el cielo, no aquellos que evitaron el dolor.

Quise maldecir, pero me dio vergüenza enfrente de San Pedro, por qué se me habrá ocurrido mentir?

Friday, May 26, 2006

Abanico





Y si… por más que trato de sacudir tu imagen de mi cabeza
Lo que hago es abanicarte para acercarte más
Es inútil pretender que no estás ahí soplándome en la oreja
Haciendo lo que te place con corteza cerebral.

Thursday, May 04, 2006






¿Y eso está incluido en tu dieta? Sin decir más dejó el postre en el carrito del super. Sin pensar me preguntó no sospechó el efecto que tendría en mi. Me puse a pensar en cuántas dietas había estado en mi vida, desde que entré a la pubertad empecé mi larga historia de dietas, todas ellas para adelgazar, algunas con tintes espirituales.

Le dije: - ¿sabes qué? Me voy a volver como Gandhi estoy harta de la violencia. Sin creerme me dijo: ¿y te vas a afeitar la cabeza también? Maldito sabe donde darme. Silencio seguí pensando, ¿a ver? ¿Por qué lo del cabello? Hasta la fecha mi cabello no ha cometido ningún acto de violencia. Si lo pienso un poco más muchos criminales sin un solo pelo en la cabeza cometen los más horrorosos actos, para ejemplo un botón: los verdugos, míticos personajes cortadores de cabezas lucían lisas cabezas.

Una cosa es cierta y es que pensando en ya no consumir comida con karma me tengo que responder: ¿para qué? Es acaso una moda más de una fallida clase media-new age-espiritual debutante, o es porque me quiero solidarizar con aquellos que defienden más a los animales que a su propia madre. Es increíble que me sea más natural ver tortura y muerte en humanos y que sienta pena por una pobre langosta que es hervida viva, al parecer hay algo dentro de mi que me hace pensar que quienes mueren en las calles, se lo merecen. Que los que mueren en las guerras es por una jugada de la suerte, me da miedo me doy miedo de lo interiorizada que esta en mi la violencia.

Nadie nos salvamos, todos nos la tragamos desde que tenemos consciencia, la justificamos, la generamos, la promovemos. ¿Y qué puedo decir? Creo que estoy adormilada, hasta hoy lo pienso, estoy tan acostumbrada a la violencia que viene de afuera, que viene de mi familia, de la televisión, de mis congéneres, de las instituciones, de los gobiernos. Hasta hoy fue que logré sentir una punzadilla en el estómago, tengo náusea, ya no quiero vivir así… no en estos términos, teniendo que cargar con etiquetas, ilegalidad, separación, incumplitud y además de todo a dieta.

Me pregunto: ¿Por qué vivimos así? ¿Qué nos han sacado los ojos? ¿Qué nos han cortado el pelo? ¿Qué nos han anestesiado el corazón?

Me resisto a aceptar la trillada justificación de los idiotas: Así somos los seres humanos. Pienso exactamente lo contrario, esto es lo que no somos los seres humanos, esto es lo que nos han hecho creer que somos y que desgraciadamente lo aceptamos con sumisión de borreguitos. Estamos dejando de ser lo que somos para ser lo que nos dicen que seamos.

Salimos del super yo seguía en silencio, fuimos a comer por que moríamos de hambre, pedimos bagels con queso crema, él me preguntó:-¿de qué sabor quieres el queso crema? –De salmón, dije sin pensar. ¿Los salmones sufrirán cuando los sacan del agua? Preferí no contestarme.

Que día es hoy?